"Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios"
Desde la distancia
Pedro F. Carmona Estanga: Mi sitio de reflexión desde la distancia, el tiempo y el exilio, sobre la realidad de Venezuela y otros tópicos de interés internacional.
viernes, 29 de mayo de 2020
domingo, 21 de diciembre de 2014
LA "REALPOLITIK"
Sorpresivo,
controversial, histórico, fue calificado el anuncio de los Presidentes Obama y
Castro de restablecer las relaciones diplomáticas suspendidas desde 1961, hecho
titulado por el influyente diario El País de España, como “La Caída del Muro
del Caribe”. No han faltado reacciones adversas en la comunidad cubano-norteamericana,
por considerar que es un paso sin condiciones de los Estados Unidos que fortalecerá
a la dictadura cubana. Pero Obama argumenta que el bloqueo a la isla fracasó y
que es necesario revisarlo, en tanto que del lado cubano se asume que llegó el
momento de sustituir la etapa de confrontación mantenida durante más de 50 años,
por una de distensión, respetuosa de las
diferencias. El benefactor de Cuba Nicolás Maduro bajo las pautas de
su predecesor, parece haberse enterado como nosotros, a través de los medios
informativos.
Mucho se ha
escrito sobre esta expresión de “Realpolitik” (política de la realidad) de las
partes, la cual busca superar la expresión remanente de la guerra fría, bajo la
visión de EUA de que ello podría estimular cambios políticos futuros en Cuba. En
ese país, el olfato de los hermanos Castro exacerbó los temores de que la
extrema dependencia económica respecto de Venezuela, mayor que la que en el
pasado mantuvieron con la Unión Soviética, plantea al país una peligrosa vulnerabilidad,
en especial ante el posible colapso de la economía venezolana, en manos de un
régimen desprestigiado por su ineptitud y capacidad destructiva. Basta con mirar
los indicadores de riesgo país y de inflación, los más altos del mundo, la
agravación de la situación fiscal por el derrumbe de los precios del petróleo, la
caída de las reservas internacionales del Banco Central de Venezuela, el
dislocamiento de la política cambiaria con una paridad sideral en el mercado
paralelo, la crítica escasez de divisas, el desabastecimiento de bienes de
primera necesidad, y la insostenibilidad del irracional subsidio a la gasolina,
entre otros, para constatar que la economía venezolana se hunde en un pantano,
sin que se perciba disposición alguna de rectificación de parte de los obcecados
gobernantes, entrampando al país en un círculo de desaciertos en aras del
fracasado Socialismo del Siglo XXI.
Si en lo
económico llueve, en lo político y en lo internacional no escampa. De una
parte, el pronunciamiento de las NNUU exigiendo la liberación de Leopoldo López
y otros presos políticos, al igual que de organizaciones de DDHH como Human
Right Watch, son obstinadamente desconocidos por el régimen. Maduro declaró
literalmente que ni que llegaran a derrocarlo saldría libre Leopoldo López,
condenándolo de facto ante un Poder Judicial sumiso, mientras la valiente
opositora María Corina Machado es imputada por el presunto delito de
conspiración junto a otros disidentes venezolanos residentes en el exterior. De
otra parte, el Congreso de los Estados Unidos, ante los atropellos y torturas
contra los estudiantes que protestaron desde febrero pasado, aprobó por la unanimidad
de ambas Cámaras sanciones contra unos 56 funcionarios del régimen venezolano
acusados de violar los derechos humanos, tras lo cual, a 24 horas del anuncio
de reanudación de relaciones con Cuba, Obama puso el ejecútese a dicha Ley, según
se insiste no dirigida contra Venezuela sino contra personas, a quienes se
impedirá visitar dicho país y se les congelarán los bienes en dicho territorio.
Resulta paradójico que a raíz de ello, el gobierno pretenda ahora imputar por
traición a la patria al Director de la Mesa de la Unidad Democrática Jesús
Torrealba, por el solo hecho de admitir las sanciones de los Estados Unidos.
Otro hecho
relevante al nivel internacional, simultáneo con la decisión de EUA, fue la
aprobación por el Parlamento Europeo de una resolución que condena rotundamente
la persecución política
en Venezuela, el uso de la violencia y el encarcelamiento de manifestantes, y
pide que se respeten la independencia judicial y los derechos humanos. La
resolución, que contó con 476 votos de socialistas, liberales, conservadores y
reformistas, contra 109 negativos y 49 abstenciones, hace un llamado político
para que el Consejo Europeo, los 28 Estados miembros y la jefa de la diplomacia
europea, soliciten la liberación inmediata de los manifestantes detenidos en
Venezuela, y que se desarmen y disuelvan los grupos armados progubernamentales.
En cambio, las tibias medidas de respaldo de los países del ALBA y Unasur, por
compromisos económicos o ideológicos, no han sido suficientes para
contrarrestar la negativa matriz de opinión que respecto de Venezuela prevalece
en el ámbito mundial.
Ante tal
estado de cosas, Venezuela cierra el año 2014 con perspectivas inciertas y un crecimiento
económico negativo. Las pugnas dentro del propio oficialismo tienen al
mandatario Maduro atado de manos para la adopción de las heroicas decisiones requeridas
para enfrentar la crisis, aunque luce en realidad que prefiere la inmolación a
la rectificación de rumbos. Todo lo contrario al pragmatismo de aliados como los
Presidentes Correa, Morales y Mujica, cuyas economías evolucionan con mayor pragmatismo
por una senda sustancialmente mejor que la venezolana, en otra expresión de “Realpolitik”,
y confirmando aquello de que los amigos acompañan al difunto hasta el
cementerio, pero no hasta la tumba .
María Corina
Machado considera que el 2015 será “el año del despertar del pueblo y de la transición”
en Venezuela, con apego a principios democráticos. Las encuestas confirman que la
favorabilidad de Maduro ha caído a niveles históricamente bajos, en torno al
30%, mientras que la Encuesta Keller (IV, 2014) muestra que un 71% opina que
hay que devolver empresas expropiadas a sus antiguos dueños para que haya oferta
de productos en el mercado, el 81% que la empresa privada es importante para el
progreso de los venezolanos, el 80% que hay que garantizar la propiedad
privada, el 62% que la propiedad privada está amenazada, el 80% que si no se
respeta la propiedad privada no habrá empresas fuertes, y el 77% centra los más
graves problemas nacionales en la escasez, costo de vida y delincuencia.
El año 2015
será complejo y crucial para el régimen venezolano y difícil para América
Latina, pues la ralentización de la economía mundial y la caída del precio de
los productos básicos acentuarán las crisis fiscales y marcarán un menor
crecimiento económico, ante demandas populares insatisfechas. Pero será de grandes
expectativas en lo político por las razones anotadas, y porque habrá un cambio
de orientación en Argentina, y pese al continuado fraude electoral, en la
composición de la Asamblea Nacional venezolana.
Deseo a los
lectores una Feliz Navidad y Año Nuevo, con renovadas esperanzas por un futuro
mejor para la sufrida patria, que ya no soporta tanta arbitrariedad, corrupción
y privaciones, de parte de un régimen forajido que la aísla, de la mano de los
países más atrasados del planeta.
"Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios"
domingo, 19 de octubre de 2014
LA DESTRUCCIÓN DE VENEZUELA: HAZAÑA HISTÓRICA
La destrucción
progresiva y continuada de una nación privilegiada como Venezuela en estos 16
años de régimen chavista, no tiene parangón histórico. Muchos países han atravesado
por crisis coyunturales que han podido sortear con políticas adecuadas,
excepción hecha de otro caso emblemático en América Latina: el de Argentina,
país también privilegiado que gracias al populismo no logra salir de las crisis
económicas recurrentes, pero que cuenta al menos con instituciones relativamente
independientes, con posibilidades de mejora si se diera en 2015 un
cambio en la orientación política. Aún en el caso de países como Bolivia,
Ecuador o Nicaragua, regidos por modelos autocráticos y principios del
Socialismo del Siglo XXI, el manejo de la política económica ha sido más
realista y pragmática, con resultados distintos a los del inmenso fracaso
venezolano, originado en el dogmatismo e incompetencia castrochavista, caso digno
de documentar para el estudio académico y político en la posteridad.
En otras
latitudes, países como China y Vietnam han optado por modelos capitalistas en
lo económico y un sistema político unipartidista, que les ha permitido alcanzar
niveles sorprendentes de progreso, hasta el punto de que China sería a la
vuelta de un año la primera potencia económica del mundo. Ello no habría sido
imaginable bajo la cerrazón y pobreza que caracterizaron al gobierno de Mao, hasta
el visionario golpe de timón de Den Xiaoping en 1978. Es también admirable el
caso de las economías ex socialistas de Europa Central y Oriental, las cuales
dieron un viraje hacia la democracia y la economía de mercado, hasta el punto
de que en su gran mayoría hacen hoy parte de la Unión Europea de los 28,
exhibiendo una transición exitosa. Hace poco hice un recorrido por
Eslovaquia, Hungría, la República Checa, la ex Alemania Oriental, Berlín
reunificada y Moscú, pudiendo apreciar cómo después de décadas de sistema
comunista, hoy son naciones que ven distante esa experiencia, símbolo de la negación
extrema de la dignidad humana y del régimen de libertades, ello aunque en el
caso de Rusia prevalece un gobierno autocrático, con vocación imperial no
desterrada, pero dentro de un modelo de economía de mercado que facilita el
logro de sus objetivos de desarrollo económico y social.
El caso del
régimen gobernante en Venezuela es inexplicable, pues ve de reojo esas
experiencias, para adentrarse en las arenas movedizas de un trasnochado
revanchismo, y de un exacerbado estatismo que ha fracasado en todas las
naciones que han transitado por el comunismo ahogando a la iniciativa privada, factor
indispensable para el desarrollo de una nación, sin que el Estado sea capaz de sustituirla.
En una entrega anterior en este Blog analizamos las principales razones que
determinan que la economía venezolana esté en el abismo, y lo difícil que
resultará sacarla adelante, no obstante las cuantiosas reservas disponibles de recursos
naturales no renovables. Por desgracia para el país, a lo largo de estos 16
años se han dilapidado unos US$ 1,5 billones que no volverán, de los cuales no
quedan sino la destrucción del aparato productivo, el deterioro de la calidad
de vida, de la infraestructura, de la institucionalidad, y distorsiones
macroeconómicas y actitudinales en la población de una profundidad tal, que
costará sudor y sangre superar a las generaciones venideras. Esa es la hazaña
histórica lograda y cacareada por el régimen.
Las cifras no
mienten respecto de la profundización de la crisis, entre ellas la aguda caída de las
reservas internacionales, las cuales se encuentran en el orden de los US$
19 millardos, con reservas líquidas que cubren apenas una semana de importaciones. La reducción
de los precios petroleros ampliará el hueco fiscal, pese a lo que con ligereza
anuncian voceros del gobierno, pues si con precios cercanos a 100 dólares por
barril el déficit del sector público era del 15% del PIB, con el petróleo a $80,
la merma de ingresos por exportaciones podría llegar a US$ 20 millardos. Como
si fuera poco, el Banco Central de Venezuela financia en forma creciente a
PDVSA, es decir intensifica emisiones inorgánicas, combustible ideal para el
fuego inflacionario que devora a la nación. Aunque hasta ahora se ha honrado la
deuda externa, pues un “default” sería catastrófico, no es menos cierto que el
gobierno ha colocado al país en una mora comercial del orden de US$ 12 millardos.
Solo a las líneas aéreas se les debe US$ 4 millardos, además de la los
compromisos con proveedores de materias primas, alimentos, medicinas, material
hospitalario, transporte y bienes de capital. El gobierno declara con orgullo que
seguirá apretando las tuercas del otorgamiento de divisas, con lo cual ya no
solo sufren viajeros, jubilados, gente de negocios o estudiantes, sino que se
acentúa el crítico nivel de desabastecimiento prevaleciente en todos los bienes
de primera necesidad.
Lo grave es
que no hay visos de adopción de medidas que ataquen estructuralmente dichos males.
Así, después de tanta expectativa por un anunciado “revolcón” en política económica,
nada ocurrió. El mercado cambiario sigue cerrado y distorsionado por una nefasta
política de cambios múltiples con inmensas brechas, a raíz de lo cual hasta las
Navidades auguran ser grises, como tengo el recuerdo en mis años mozos de un
triste diciembre en la Praga comunista de los años 60, ciudad convertida hoy en
la París del Este. El subsidio a la gasolina es irracional e incosteable, por
unos US$ 12 millardos por año, sin que el gobierno se atreva a corregirlo
gradualmente, porque le teme, y porque Maduro no ejerce el poder pleno, sino
que lo comparte con varios grupos, entre ellos el todopoderoso Diosdado
Cabello, el Ministro del Interior Rodríguez Torres, el Ministro Ramírez, la
oligarquía militar, y hasta los colectivos.
Por ello, el
país está sumido en un círculo perverso, del cual podría salir reduciendo el
gasto público, y los cuantiosos recursos que destina a la ayuda petrolera
externa con fines políticos; aproximando los tipos de cambio y flexibilizando
el mercado; reduciendo los subsidios al mercado interno de combustibles, para al
menos cubrir costos; y reactivando el aparato productivo nacional para depender
menos de las importaciones, sin estatismos y exacerbados controles.
En lo
político-social, la gangrena institucional hunde al país, dado el propósito
inmodificable del régimen de colocarse al margen del Estado de Derecho en aras
de una revolución que se antepone al orden constitucional y ante la implacable persecución
a la disidencia, desconociendo los pronunciamientos de los organismos
internacionales y de Derechos Humanos. Además, profundiza fracturas y siembra
antivalores en la población, entre ellos
mediante la tolerancia con los grupos irregulares conocidos como “colectivos”, que
no son otra cosa que un paramilitarismo que ha corroído el papel de la Fuerza
Armada y de los cuerpos de seguridad, cobrando una nueva víctima en el horrendo
crimen del Diputado Serra, líder político de dichos colectivos. No hay que
seguir endilgando culpas de la descomposición nacional a la extrema derecha, ni
al “imperio” ni a Uribe, y aunque el gobierno afiance la hegemonía informativa para
ocultar su fracaso, es hora de que trabaje en resolver los problemas del día a
día de los venezolanos, atender su desesperanza, detener la anarquía, y
frenar el incomensurable costo del éxodo de venezolanos al exterior.
Hace poco
escuché al Presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello en uno de sus programas
radiales, y sentí pesar al ver cómo un hombre con tanta responsabilidad e
influencia, optó por un camino de radicalismo extremo, de continuas amenazas
contra estudiantes y disidentes, y anuncia que el próximo CNE será de ellos,
electo por el TSJ y no por la Asamblea Nacional. Difícil pensar así en un
diálogo entre las fuerzas en pugna en el país, pues no hay talante democrático en
la conducta de un régimen que solo admite la paz basada en rendición. La oposición
debe saber que si no hay árbitro ni reglas electorales equitativas, no hay
posibilidad alguna de que en futuros comicios ocurra otra cosa que la
continuación de descarados fraudes electorales para asegurar la perpetuación del régimen
en el poder.
Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios"
viernes, 8 de agosto de 2014
VENEZUELA HACIA EL ABISMO
Hoy 7 de
agosto, día la independencia de Colombia y de la gloriosa Batalla de Boyacá, tras
la cual Bolívar emprendió la reconquista de la libertad en Venezuela, me siento
de nuevo a reflexionar sobre la situación de la sufrida patria que me vio
nacer.
Nada preocupa
más a mi ánimo que la destrucción del conocimiento acumulado en el país y de su
sistema educativo, impulsores del éxodo de tantos venezolanos al exterior. Esa,
la del talento humano, es la mayor descapitalización que puede sufrir una
nación, ya que puede resultar en un alto porcentaje irrecuperable de cara hacia
el futuro. En efecto, los emigrantes van organizando su vida en otras latitudes,
por lo cual difícilmente estarían dispuestos a retornar, aun en escenarios de
cambio en la realidad política. Y más allá de la diáspora, estimulada por las
políticas del régimen que pauperizan a la clase media, resulta lamentable el
desarraigo que se va produciendo en no pocos compatriotas que no desean pisar
el suelo patrio mientras subsista la inseguridad, el aislamiento y la escasez
de los bienes más elementales, todo lo cual lesiona el orgullo del gentilicio
nacional. Hoy en el exterior, la venezolanidad genera sentimientos de
conmiseración y de dolor ajeno, al ver hundirse al país en manos inescrupulosas
e incompetentes.
Algunos hechos
recientes merecen especial mención: las amenazas del régimen a los gobiernos
holandés y antillano por la detención del General Hugo Carvajal, cuyo
prontuario delictivo es a raíz de ello más conocido en el mundo, y su
cuestionada liberación e indigno recibimiento en Caracas, con la presencia del
primer mandatario y la cúpula gobernante, quienes con jolgorio avalaron las torcidas
ejecutorias de ese prominente miembro del régimen. Estados Unidos, vacilante en
su accionar ante su enemigo político, no tuvo más opción que tomar medidas
suspensivas de visados para 24 integrantes del gobierno o violadores de
derechos humanos, sin que conozcamos sus nombres. ¿Qué diría Walid Makled,
extraditado a Venezuela por Colombia con el compromiso de un juicio imparcial,
actualmente hundido en las mazmorras del régimen para que no hable, entre otros
sobre la sociedad con el General Carvajal en los hilos de la corrupción?
Duele de otra
parte ver a Venezuela, rica en recursos naturales, al borde de la bancarrota,
en virtud de políticas populistas que han llevado al derroche de billones de
dólares en proselitismo y compra de conciencias nacionales e internacionales,
amén de la destrucción del aparato productivo público y privado, causantes de
profundas distorsiones macroeconómicas y de la degradación de la calidad de
vida, todo lo cual hiere las fibras más sensibles del alma nacional. La gente se
ve obligada a dedicar muchas horas de sus vidas no a fines productivos, sino a
hacer largas colas y casi mendigar bienes elementales, desde alimentos a útiles
de aseo personal, autopartes, servicios públicos, y hasta el parque de aviones
comerciales está paralizado en un 70% por falta de repuestos. En suma, la
economía venezolana está dislocada por el alto nivel de endeudamiento, la
voracidad del gasto público y la peor de las opciones elegida: el
financiamiento del gasto por parte del Banco Central de Venezuela, lo cual
representa combustible para el fuego inflacionario que agobia al país, uno de
los mayores del mundo.
En un análisis
reciente del destacado analista petrolero Ramón Espinasa, he encontrado
valiosas explicaciones a la crisis nacional prevaleciente. Destaca Espinasa
cómo a partir de 1999 se inició el desmantelamiento de PDVSA, para constituirse
en un brazo operativo del gobierno, abandonando las políticas de desarrollo del
personal basadas en la meritocracia, con una pérdida de 280.000 años de
experiencia. En cuanto al desempeño, el documento destaca entre otros:
a.
El deterioro de la producción
de petrolera, de 3,5 Mbd en 1998, a 2,6 M/bd en 2013.
b.
El aumento de empleados de
PDVSA, de 42.000 en 1998, a 110.000 en 2013, con una fuerte caída en la
productividad.
c.
Aumento en los costos de
producción por barril, de US$ 4 en 1998, a US$ 24 en 2013.
d.
Un incremento sustancial del
consumo doméstico de derivados de petróleo, de 470.000 b/d en 1998, a 780.000
b/d en 2013.
e.
El descenso en el precio de
la gasolina de US$ 0,11/litro en 1998 a 0,02 en 2013, provocando pérdidas de
oportunidad del orden de los US$ 33 millardos por año.
f.
La reducción del excedente
exportable de 3 M/bd en 1998, a 1.8 M/bd en 2013.
g.
En 1998 se exportaba a EUA
1.7 M/bd, y en 2013 0.8 M/bd; del saldo restante, 0,5 M/bd se dirigieron a
China, en parte para el pago de la deuda, 0,5 M/bd a la India, y 0,2 M/bd al
Caribe, Centro y Suramérica, en condiciones altamente concesionales.
h.
El ingreso real por
exportaciones de PDVSA fue de US$ 46.300 millones en 2013, pero si se hubiesen
mantenido las condiciones y mercados de 1998, habrían sido de US$ 109.500
millones, es decir ingresos menores del orden de US$ 63.200 millones por año.
i.
Hay aumento de las
importaciones de productos finales como consecuencia del deterioro del aparato
refinador. Hoy se importan de EUA 84 m/bd, de un total de unos 160 m/bd,
valorados en US$ 8.200 millones en 2013.
j.
Considerando el pago
intereses por la deuda de PDVSA, el ingreso neto por exportaciones fue de solo
US$ 34.000 millones, lo cual evidencia la causa principal de escasez de dólares
que confronta el país, y la razón principal de la profunda crisis por la cual
traviesa.
En lo
político, el panorama no es mejor. Los estudiantes que protestaron en meses
pasados fueron maltratados, judicializados, y amenazados de que si son
nuevamente detenidos irán a la cárcel, como medio para desmovilizarlos. El
pasado 4 de agosto el gobernante Maduro dijo con orgullo que la Guardia
Nacional Bolivariana, convertida en instrumento represor del régimen, contará
con equipamientos antidisturbios de nueva generación, para extinguir cualquier
intento de protesta futura. Ese cuerpo, que defendió valerosamente la
institucionalidad democrática en los intentos de golpe de Estado de 1992, está
hoy adoctrinada al estilo castrista, y es la expresión de la más execrable
brutalidad ejercida contra estudiantes y civiles indefensos.
El juicio
contra Leopoldo López no se ha iniciado aún, pero se le tratará de condenar con
el mismo guion seguido al Comisario Simmonovis. No se quedan atrás los
valerosos Alcaldes presos y tantas víctimas del brutal proceder persecutorio,
hasta extremos no vistos ni siquiera bajo el régimen del “presidente eterno”
del PSUV: Hugo Chávez Frías, impulsor de la destrucción moral, institucional y
económica de la República. Y como si fuera poco, la compra fantasma de El
Universal, como antes de Globovisión y de la Cadena Capriles, saca del juego a
destacados columnistas, para alinearse con
la hegemonía informativa del Estado. Definitivamente, no hay cosa que
moleste más a una dictadura que la crítica.
La anunciada
venta de CITGO en los Estados Unidos, joya de la corona del patrimonio
nacional, liquidará la estrategia de internacionalización petrolera adelantada
como política de Estado antes de la llegada al poder del chavismo, todo ello por
tratar de reducir riesgos políticos y obtener nuevos recursos para financiar el
déficit fiscal y el caos administrativo. Ello constituirá otro craso error del
régimen gobernante, de lo cual deberá rendir cuentas hacia futuro. No le ha
bastado con endeudar salvajemente al país, vender petróleo a futuro y dilapidar
los recursos de todos los venezolanos, sino que opta por liquidar valiosos
activos para asegurar su permanencia en el poder.
La oposición
está también, a no dudarlo, en una crisis de estrategia y de liderazgo. No son
momentos para canibalismos. Pero es necesario reorganizarse, oxigenarse, y ser
capaces de presentar un plan alternativo convincente a un pueblo que, según las
encuestas, cree mayoritariamente que las cosas en Venezuela van muy mal, pero
que no ve en la oposición una oferta convincente. Una cosa es cierta: sin
claridad de propósitos y unidad, no habrá esperanzas de un futuro mejor para el
país y para las nuevas generaciones. Los jóvenes, legítimos defensores de su
futuro, tienen por tanto esta vez, la primera palabra.
"Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios"
domingo, 20 de abril de 2014
¿SINCERIDAD EN EL DIÁLOGO?
Escribo
esta nota el Domingo de Resurrección, día en que Cristo, quien pasó por el mundo
haciendo el bien, venció a la muerte y a las tinieblas, y al resucitar nos
abrió el camino hacia la luz y la vida eterna.
La crisis
política por la cual atraviesa Venezuela en el momento actual, es la más grave
después de los acontecimientos de los años 2001 a 2003. Hay un cambio
importante de protagonismos, pues ahora predomina la voz de una generación de
jóvenes que protestan en legítima defensa de su futuro, y ya no solo del
liderazgo tradicional de los partidos o de los movimientos sindical o gremial,
como también de las regiones, especialmente el Estado Táchira.
Como doloroso
saldo de más de dos meses de confrontación se registra medio centenar de muertos,
y un número mucho mayor de heridos, detenidos y torturados, producto de la represión
oficialista, ejecutada por la Guardia Nacional y por las fuerzas paramilitares armadas
y auspiciadas por el gobierno.
El régimen se
ha visto forzado a instancias de la comunidad internacional, más que por sus propias
convicciones, a abrir un diálogo con las fuerzas opositoras representadas en la
Mesa de la Unidad Democrática. Para quienes condenan las protestas juveniles,
la primera pregunta que cabe es: ¿Habría sido posible este paso, si el gobierno
no se hubiese visto forzado por las manifestaciones, a ofrecer un diálogo, al
menos de apariencias? ¿No nos muestra la experiencia vivida que el régimen solo
reacciona –aunque engañosamente- cuando percibe un riesgo visible a la
gobernabilidad, o cuando la opinión pública internacional le es adversa? ¿En otras
circunstancias habría sido viable una cadena nacional de radio y televisión
para escuchar a voceros de la otra mitad del país?
Más allá de
los deseos, pues la mayoría de los venezolanos creemos en medios pacíficos para
la solución de los conflictos, es importante evaluar si existe voluntad de
rectificación por parte del gobierno. En lo inmediato, sin sorprendernos, hemos
escuchado al copresidente Diosdado Cabello, nuevo líder del ala radical del régimen,
manifestar que no está planteada negociación alguna sobre el modelo de gobierno,
sino tan solo escuchar a la oposición y, sin decirlo, que se desmonten las
protestas. Así, en simultáneo con las primeras reuniones celebradas, se lanzaron
duras descalificaciones contra Henrique Capriles, Leopoldo López, María Corina
Machado y otros dirigentes, y se negó la posibilidad de amnistía o indulto a
los presos, perseguidos o exiliados políticos.
Si algo es
consustancial a una negociación entre fuerzas antagónicas en medio de una
crisis, es abrir el juego a posibilidades de cambio, es especial del factor
generador de la crisis. Así lo demuestran experiencias históricas como la paz
en Irlanda del Norte, el desmonte del apartheid en Sudáfrica, las guerras en
Centroamérica, la negociación con las FARC en La Habana, o las transiciones
políticas en España y Chile.
En el caso
venezolano, hay que recordar experiencias vividas en estos largos 16 años del
régimen en el poder, en los cuales nunca ha existido disposición para reconocer
a la otra parte como adversarios sino como enemigos políticos, ni vestigio
alguno de intento de aglutinar a la nación y gobernar para ella, sino
fracturar, dividir e imponer, salvo que la oposición acepte subordinarse. Lo
demuestra así la falta de concertación en la redacción de la Constitución de
1999 en el seno de la Asamblea Nacional
Constituyente, y en los hechos posteriores a su aprobación, pues entre una
Constitución y otra se vulneró la nueva Carta Magna en cuanto a la integración
de los Poderes Públicos, para conculcar su independencia y someterlos al Poder
Ejecutivo.
Más tarde, viví
desde la Presidencia de Fedecámaras en 2001, un frustrado intento de diálogo, cuando
de manera genuina y persistente plantee al Presidente Chávez la necesidad de abrir
espacios de debate, más allá de las diferencias, lo cual habría permitido un
enfoque más inclusivo, y hasta importantes cambios de orientación, sin llegar a
la confrontación. Pero el resultado fue de imagen, al aceptarse constituir un
grupo de trabajo que presidió el Ministro Giordani, pues al final se impusieron
los 48 Decretos Leyes mediante Ley Habilitante en noviembre de 2001, lo cual llevó
a la ruptura de dicho acercamiento, y al primer paro nacional que me
correspondió liderar en diciembre de 2001.
Igual pasó
con el tenaz intento de diálogo respecto del futuro de PDVSA y al rechazo a su
politización en el 2002, factor clave en el desencadenamiento de la crisis
política de abril de ese año. Y así podríamos seguir enumerando, sin olvidar el
fracaso de la mesa de diálogo abierta tras la crisis del 11 de abril, y del intento
de concertación política de 2004, en el cual sirvió de facilitador el
Secretario General de la OEA César Gaviria, bien reseñado por el columnista
Carlos Blanco en su entrega del 20 de abril de 2014.
Es obvio
que todo diálogo entre contendores plantea condiciones, pues lo contrario sería
una aceptación sumisa de reglas impuestas por la otra parte. En el momento
actual, para generar bases de confianza, es necesaria la inclusión en la mesa de
otros grupos opositores, en especial los estudiantes; la liberación de los
presos políticos; el cese de la represión; el desarme de los colectivos y la
incautación de armas en manos de la población; el reconocimiento del derecho a
la protesta; la designación de los integrantes del Poder Público con períodos
vencidos conforme a las previsiones constitucionales; la restitución de Alcaldes
y Parlamentarios destituidos ilegítimamente; un compromiso serio de lucha
contra la inseguridad y la corrupción; el cese del acoso a la iniciativa
privada; el respeto a la libertad de expresión,
con límites a la hegemonía informativa del Estado; la asignación de
recursos a las Universidades públicas, hoy asfixiadas presupuestariamente; la independencia
del Poder Judicial; la garantía de elecciones limpias, con equidad; el cese de
la ideologización de la educación primaria y secundaria; la “descubanización”
de la nación, y rectificaciones que impidan la inminente bancarrota económica
del Estado.
En fin,
cambios que permitan un reencuentro nacional y abran el camino a un futuro de
paz y progreso, y que contengan la grave diáspora que descapitaliza al país de lo
mejor de su talento humano, como consecuencia de la frustración, la falta de
oportunidades, y el empobrecimiento de la clase media.
Está pues por
demostrarse si en esta oportunidad se darán condiciones para un diálogo
sincero, y en ello, el gobierno tiene la palabra. Las experiencias del pasado
obligan a estar alerta para no caer en el juego de la ya conocida táctica
oficialista de propiciar diálogos para desmovilizar a la oposición, hacer creer
al mundo que se han resuelto los problemas, y luego, alcanzados sus objetivos,
salirse con las suyas con promesas incumplidas, aunque la verdad sea dicha, no se
ha hecho ninguna en el presente, como no sean las consuetudinarias e
implacables amenazas contra la disidencia.
"Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios"
"EL 11A FUE UNA OPORTUNIDAD PERDIDA": ENTREVISTA HECHA POR SEBASTIANA BARRAEZ EN EL SEMANARIO QUINTO DÍA, A LOS 12 AÑOS DE LA CRISIS DE ABRIL
Por: Sebastiana Barráez Pérez
Edición 898 - QUINTO DÍA, 11/04/14
Edición 898 - QUINTO DÍA, 11/04/14
Carmona y por qué cayó el gobierno que
sucedió a Chávez
En exclusiva para Quinto Día, dice que
“la FANB ha cohonestado la mayor entrega de soberanía de la historia patria, a
manos del régimen cubano, que es quien gobierna a Venezuela”
barraezsebastiana@gmail.com
Es larense y siendo presidente de
Fedecámaras era conocido como un hombre tranquilo, gentil y sin extremismos.
Quizás por eso a algunos les cuesta ubicarlo a la cabeza del golpe de Estado
del 11 de Abril 2002, que sacó a Hugo Chávez del poder por algunas horas. Vive
en Colombia asilado. Allí da clases en la universidad y está enterado de lo que
sucede en Venezuela a cada minuto. Él es Pedro Francisco Carmona Estanga.
A veces, cuando lo he visitado en Bogotá,
hablamos largo rato sobre aquellos días de abril, sobre los cuales hay tanto
por saber. Cuenta que como presidente de la máxima empresarial, le tendió
puentes a Chávez para el diálogo, pero resultó infructuoso. “Ellos –Chávez,
Maduro-no desean pasar a la Historia como estadistas, que dialogan y
conciertan, sino como revolucionarios que imponen su voluntad y no reconocen la
existencia de más de una mitad del país que disiente, sino que la consideran un
enemigo al cual hay que vencer y destruir”.
Destaca que aquel 11A los únicos que
tuvieron contacto con Chávez fueron militares, y al final, dos testigos
civiles: Monseñores Baltasar Porras y Azuaje.
Niega tajantemente que haya sido una
manifestación popular lo que determinó el regreso de Chávez a la presidencia.
Lo justifica como una crisis política y militar, que no permitió que el
gobierno provisional se consolidara.
Recuerda que uno de los principales
problemas para que se consolidara el interinato fue que parte importante del
estamento castrense consideró que a Chávez no se le permitiera salir a Cuba,
porque debía ser juzgado. Carmona dice que a las pocas horas, Chávez negaba la
renuncia en un fax que logró transmitir desde Turiamo, además del grupo que
comandó el General Raúl Isaías Baduel, factor determinante al final de la
crisis.
¿A 12 años del 11 de aquel abril, cree
que valió la pena todo el episodio en el que usted participó?
Hay tres cosas en la vida que no tienen
reversa: la palabra dicha, la flecha lanzada y la oportunidad perdida. El 11A
fue, sin duda, una oportunidad perdida para modificar el equívoco rumbo de
un régimen que ha culminado, en el presente, en el totalitarismo y la
bancarrota. El objetivo era llamar de inmediato a un proceso electoral limpio,
en el cual el pueblo, depositario del poder constituyente originario, tuviera
la última palabra respecto de la transición y el futuro político del país.
¿Se arrepiente?
A pesar de las incomprensiones, no me
arrepiento de haber dado un paso adelante para tratar de salvar a Venezuela de
la descomunal tragedia en que se encuentra sumida. Así tenemos que ver el
pasado, a 12 años de distancia, y no como suelen hacerlo el gobierno y algunos
detractores, tratando de colocar en el 11 de Abril el centro de los males que
hoy se viven, cuando en realidad se pretendía evitarlos mediante vías
democráticas. Ha habido especial esmero en reescribir la historia y enlodar a
quienes nos jugarnos el pellejo en aquellas difíciles circunstancias.
¿Qué siente hoy, luego de tantos años de
estar lejos de su patria, asilado en otras tierras?
No pienso en mí, pese a que, a mis años
de vida, jamás habría imaginado vivir en el exilio. Pienso más en la
destrucción provocada por un régimen corrupto, inepto e ideológicamente
fanatizado, que ha sembrado profundas divisiones, odios y lucha de clase entre
los venezolanos, que ha acabado con las instituciones y ha cumplido una misión
casi imposible: la de derruir la economía venezolana, pese a su potencial y
riqueza. Venezuela debería estar a la vanguardia de América Latina, y da dolor
verla en el ranking de los países de peor desempeño del mundo.
¿Tan mal la ve?
Sin duda. Duele además ver la creciente
diáspora de venezolanos en el exterior, buscando oportunidades o alejándose del
ambiente de inseguridad, anarquía y represión en que está envuelta nuestra
sufrida patria. Todo ello hace más duro el alejamiento de la patria, cosa que
el régimen se empeña en hacer sentir con más saña, pues ni siquiera otorga
documentos de identidad a quienes tenemos la condición de asilados, pese a que
se trata de un derecho inalienable de los venezolanos.
Aquella acción, en lugar de acabar con la
revolución bolivariana, parece que la asentó por más de una década.
Asumo responsablemente mis ejecutorias,
no ajenas a errores u omisiones, y veo que, contrariamente al sentido de su
pregunta, que muchos deberían reflexionar sobre si de haberse consolidado el
breve gobierno provisional que encabecé, se habría evitado la larga noche y las
pesadillas que estamos viviendo, pues el país habría retomado sobre bases
sensatas y de alternabilidad, de la mano de los gobiernos democráticos que
hubieren sido electos, un camino de prosperidad, paz y progreso, como realmente
se lo merece.
¿Los años pasan y sin duda que usted debe
recordar algunos hechos con más claridad que otros, podría decirnos qué sucedió
en aquella famosa reunión efectuada en Venevisión?
Mejor consulte a su anfitrión, el señor
Gustavo Cisneros, pues no permanecí en ella hasta el final.
¿Se considera un golpista?
No. Pese a la reescritura de la Historia,
soy un hombre de profundas convicciones democráticas, y mi espíritu ha sido, a
lo largo de mi vida, amplio, tolerante y proclive al respeto al adversario, y a
propiciar encuentros y entendimientos. El 11A hubo un vacío de poder que trató
de ser llenado por un gobierno provisional que no habría estado en ejercicio
más de seis meses, tras convocar a dos procesos electorales. Y para quienes
todavía me atribuyen ambiciones personales, debo recordarles que a pedido
explícito de mi parte, se incluyó en el Decreto de formación del gobierno
provisional una disposición que impedía que pudiera aspirar a cualquier cargo
de elección popular.
¿Cómo ve el país hoy cuando se cumplen 12
años del 11A?
Como ya mencioné, veo al país sumido en
una profunda crisis económica, política y social, cubanizado, actuando con una
brutal capacidad de represión contra los estudiantes que luchan por defender su
futuro, defenestrando diputados y alcaldes, apresando opositores, torturando y
violando derechos humanos en forma flagrante y sin escrúpulos. De otra parte,
el pésimo manejo económico ha llegado a límites inexplicables.
¿Cree como algunos que es intencional o
sólo es mala política?
He llegado a la conclusión de que no es
concebible tanta torpeza, y que por lo tanto lo que el régimen propicia es la
pauperización de la clase media y la liquidación de la iniciativa privada, para
encontrar allí el terreno abonado para la plena implantación del
castrocomunismo, dentro de la más pura dialéctica marxista. Los daños, pues son
inconmensurables.
¿Doctor Carmona usted no cree que hubo
mucha apetencia de poder y que los militares estaban dispuestos a quedarse con
ese privilegio?
Jamás lo habría permitido. El compromiso
era salir rápido del poder y enrumbar a la nación en un camino de
libertades, paz y progreso. Además, sin haber conocido en profundidad a muchos
actores castrenses que se rebelaron el 11A, no dudo de la prevalencia de un
espíritu democrático en la totalidad de ellos. Vergüenza da ahora un
estamento militar mayoritario indigno, que ha convertido a la institución en un
partido político armado, al servicio de una causa política, y que ha
cohonestado la mayor entrega de soberanía de la historia patria, a manos del
régimen cubano, que es quien gobierna al país en todos sus elementos
estratégicos.
"Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios"
sábado, 15 de marzo de 2014
UN MES DE IGNOMINIA
Ha transcurrido
un mes de protestas juveniles a lo largo y ancho del país, ante un estado
de cosas que en este mismo Blog hemos calificado antes como calamitoso, por la
combinación entre: inseguridad, anarquía, desabastecimiento, degradación moral,
lucha de clases, antivalores, represión, quiebra virtual de una nación rica,
inflación, endeudamiento, falta de divisas, alianza del gobierno con paramilitares
o “colectivos”, cubanización, entrega de soberanía, corrupción, abuso de poder,
hegemonía informativa del Estado, y tantos otros males asociados al totalitarismo.
Los jóvenes
han salido a la calle a luchar por un futuro que les ha sido arrebatado; por el
rescate de una Venezuela de oportunidades y del orgullo de la venezolanidad;
por el respeto a derechos y libertades propios de naciones civilizadas;
por la alternabilidad política mediante elecciones limpias; por el imperio del
Estado de Derecho y el reconocimiento al adversario político, en circunstancias en que
voceros del régimen afirman que jamás abandonarán el poder, pues la revolución
llegó para quedarse; por la insólita ruina de un país endeudado, donde no hay
dólares, bienes, inversiones, infraestructura, y hasta las líneas aéreas se
alejan por falta de pagos, contribuyendo sin desearlo al aislamiento de la
nación, ya con escasos visitantes.
La juventud
percibe con dolor que uno de los países más ricos de la región, el de mayores reservas
petroleras del mundo, vive un proceso de pauperización, de nivelación hacia
abajo, de liquidación del aparato productivo y de la iniciativa privada, en
aras de un fanatismo que ni siquiera los socios del ALBA salvo Cuba aplican,
aunque hay que decirlo, al menos en esa oprobiosa dictadura, la parásita que vivió
antes de la URSS y ahora de Venezuela, hay mayor institucionalidad, y con puño
de hierro ofrecen al pueblo cubano a su manera, seguridad y orden, inexistentes
en Venezuela.
Los jóvenes de
hoy ven con pesar la diáspora de sus amigos y compañeros, en un drenaje de
talento humano que empobrece aún más a la nación. Ven con rabia cómo se desmorona
la educación, y cómo se regodea la banda gobernante con graduar médicos en tres
años, siendo que la carrera de enfermeros es de cinco años en cualquier lugar
del mundo, y que todos los países emergentes hacen descansar sus estrategias
de desarrollo en educación de alta calidad. Duele al país y a los jóvenes que las Universidades públicas de
tradición: la Central, Simón Bolívar, Zulia, Los Andes, Carabobo y Oriente, las
cuales no han podido ser tomadas por el oficialismo ni por la fuerza ni por la
vía electoral, están siendo asfixiadas por la vía presupuestaria, llevando a sus
docentes, o a desertar o a languidecer como mendigos.
El balance de
la jornada de protestas es doloroso: cerca de 30 vidas segadas, centenares de
heridos, presos, torturados, vejados, mientras Leopoldo López sigue encarcelado, se dictan medidas privativas de libertad contra otros, se somete
al Alcalde Antonio Ledezma y a otros Alcaldes opositores al escarnio público, se
ataca de nuevo brutalmente a la valiente María Corina Machado y a sus
acompañantes en el Estado Bolívar por de la misma diputada que lo hizo antes en
la Asamblea Nacional, ello ante el silencio cómplice del gobierno, mientras las
calles siguen tomadas por los grupos paramilitares, armados, financiados y protegidos
por el gobierno y por la Guardia Nacional.
A confesión de
parte, relevo de pruebas, dice la sabia conseja. El gobernante Maduro, sigue imputando
a los Estados Unidos y a la derecha todos los males del país, y no a su
incompetencia, pero reconoce abiertamente que los “colectivos” son su principal
arma de defensa, al afirmar:
“Eso sí, todos los colectivos, en un momento dado, si los gringos algún
día nos invadieran, les saldrían como hormigas y se los tragarían como pasó en
Vietnam. Nos tragaríamos a los gringos vivos, como millones de hormigas nos los
tragaríamos; y no solo aquí en toda América Latina, oyeron”.
La reacción es
la de una política internacional manejada en forma visceral y a las patadas:
ruptura de relaciones diplomáticas con Panamá por proponer un análisis de la
crisis venezolana en la OEA; la neutralización del organismo y el traslado de
la discusión a la Unasur, convertida en una instancia política y no de integración
económica; acusaciones contra Estados Unidos y expulsión de diplomáticos de ese
país; y la búsqueda de solidaridades regionales sobre bases ideológicas, de necesidades
de petróleo nacional subsidiado, o de apego a los restos del botín venezolano.
Los jóvenes
protestan porque la institucionalidad desapareció, porque no hay libertad de
información bajo una hegemonía oficialista, y porque la economía se desliza hacia el abismo. Varios analistas hablan ya de la implosión de la economía venezolana, todo
lo cual se refleja en que el país registra uno de los índices de riesgo-país
más altos del mundo, y que consecuentemente las tasas de interés aplicables a
su deuda soberana, sea de niveles protuberantes.
Pese a la
indiferencia internacional, algunas voces se han manifestado en forma solidaria,
como las de los Congresos de Chile y Estados Unidos, del Parlamento Europeo, de
los ex Presidentes Oscar Arias, Alan García, Alejandro Toledo, Oswaldo Hurtado,
Luis Alberto Lacalle, Jorge Quiroga, Federico Franco, Álvaro Uribe, Fernando
Henrique Cardoso, entre otros, clamando por el cese de la represión, por un
diálogo sincero, y por el derecho a la protesta de los venezolanos.
¿Diálogo? ¿Es factible
esa opción, sin duda deseable? Quien esto escribe lo intentó genuinamente con
Hugo Chávez en 2001 con resultados fallidos, pues ni Chávez ni Maduro ni el
régimen creen en ello, sino en la subordinación pasiva de los opositores a los designios
del régimen. Ellos no desean pasar a la historia como estadistas, que dialogan
y conciertan, sino como revolucionarios que imponen su voluntad y no reconocen
la existencia de más de una mitad del país que disiente, sino que la consideran
un enemigo al cual hay que vencer y destruir.
¿Qué pensarán los
jóvenes inmersos en la protesta?: que para ello es menester el reconocimiento a la otra
parte, el cese de la represión, la liberación de los presos políticos, el
desarme de los colectivos, una voluntad verdadera hacia la paz, la reconfiguración
de la integración de los poderes públicos cuyos integrantes tienen períodos
vencidos, que se atiendan necesidades vitales y perentorias de la población,
que se descubanice el manejo estratégico de la nación, y que se discutan los
grandes problemas nacionales con sinceridad, apertura, y se admita la alternabilidad
democrática con elecciones limpias, confiables y supervisadas, pues la
perpetuación del régimen no solo es contraria a los más elementales principios constitucionales,
sino que puede sumir a Venezuela en un conflicto fratricida, de larga
duración y nefastas consecuencias.
Pero mejor, escuchemos a ellos mismos: "Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios"
domingo, 16 de febrero de 2014
INDIGNADOS
La semana que
concluye ha sido de enorme brutalidad en Venezuela. Los jóvenes estudiantes
iniciaron el día de la juventud, 12 de febrero, una manifestación pacífica en
Caracas ante la Fiscalía General de la República, para solicitar seguridad,
garantías, libertad para los estudiantes presos a raíz de manifestaciones
previas, y cambios en las políticas gubernamentales. Las manifestaciones
tuvieron eco en numerosas ciudades del país, y en todas fueron duramente
reprimidas por el oficialismo y por las bandas paramilitares afines al
gobierno. El resultado ha sido de tres muertos, decenas de heridos, detenidos y
jóvenes salvajemente maltratados, como lo evidencian tantos testimonios gráficos
que pese a la censura no han podido ocultarse, gracias a los dispositivos fotográficos
en manos de la población, y a las efectivas redes sociales.
"Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios"
El mundo ha
podido constatar el talante del régimen y del gobernante Maduro, quien no ha
tenido empacho en declarar que así lo llamen dictador, impondrá su voluntad y el
orden revolucionario, por encima de todo. Califica una vez más de fascistas y
golpistas a los opositores, atribuye a Álvaro Uribe estar estimulando un golpe, insulta a los líderes disidentes y
dicta medidas de detención contra el dirigente Leopoldo López, y contra un
diplomático de impecable trayectoria democrática, el Embajador Fernando
Gerbasi, cuya hija Nathalie sufrió inexplicables represalias. Tratarán además de
levantar la inmunidad parlamentaria a María Corina Machado, ejemplo del coraje
de la mujer venezolana.
Los
estudiantes están indignados y han encendido la mecha de manifestaciones que se
han prolongado a lo largo de varios días, pese a los riesgos de duras represalias.
¿Analicemos el porqué de la indignación de los jóvenes?:
-
Indignados porque sienten que
su futuro y esperanzas han sido coartados por el totalitarismo y por la falta
de oportunidades.
-
Indignados porque miles de
compañeros han debido abandonar el país, en una trágica diáspora de talento de
la generación de relevo, la cual puede perderse para siempre.
-
Indignados porque las
universidades oficiales, que no han podido ser tomadas por el oficialismo ni
por la vía electoral ni por la fuerza, están siendo asfixiadas por la vía
presupuestaria, para arrodillarlas en un inaceptable chantaje.
-
Indignados por la represión
insultante de que es objeto la disidencia en el país, con la participación activa
de los cuerpos de seguridad del Estado, y de los llamados “colectivos” armados,
que no son otra cosa que grupos paramilitares que actúan con impunidad ante la
complacencia del gobierno.
-
Indignados por los abusos de
poder del régimen, por la injusticia, la falta de independencia de los poderes,
y el abierto desconocimiento a la Constitución y el Estado de Derecho.
-
Indignados por la inseguridad
y anarquización imperantes en el país, los asaltos, asesinatos, secuestros y la
ausencia de garantías y de orden público.
-
Indignados por el abandono de
la infraestructura, la cual fue en el pasado orgullo de los venezolanos, y por
la falta de inversión en obras públicas, mientras se ofrendan ingentes recursos
a países ideológicamente afines.
-
Indignados por la inflación
rampante, la pauperización de la clase media y el desabastecimiento de bienes
de primera necesidad, el cual alcanza un 28%.
-
Indignados por el insólito
nivel de corrupción que invade a todos los estamentos del Estado, y por el
recrudecimiento de actividades delictivas y del narcotráfico, de los cuales no
son ajenos altos círculos gubernamentales o castrenses.
-
Indignados por las
limitaciones a la libertad de expresión e información, por la hegemonía
informativa del Estado, por la falta de suministro de papel a los periódicos,
todo lo cual priva a los ciudadanos del derecho a estar informados.
-
Indignados por la
malversación de los recursos públicos, por la falta de transparencia y
rendición de cuentas, y por el calamitoso estado de la economía, la cual luce
el triste record de ser calificada como la de mayor riesgo país del mundo.
-
Indignados por la
cubanización de la nación país y por la entrega sin límites de soberanía a una potencia
extranjera.
-
Indignados por la destrucción
institucional del país, entre ellos PDVSA y la Fuerza Armada, la militarización
del gobierno y la subordinación castrense a la causa política del oficialismo.
-
Indignados por la siembra de
odios, lucha de clases, por la exclusión, el nepotismo, y por el fanatismo
ideológico que invade al país en todos sus niveles, en especial en el sistema
educativo nacional.
Esas y muchas
otras razones, generan sentimientos de malestar y de protesta, amparada en
preceptos constitucionales. Y es que lejos del mensaje oficialista de que se
trata de un movimiento fascista que trata derrocar al gobierno, este se niega a
reconocer a la oposición como adversaria, salvo que se subordine, y la
considera un enemigo al cual hay que
aniquilar, para implantar plenamente el modelo castrocomunista. La juventud luce
dispuesta a defender sus derechos y su futuro, por la vía de la resistencia activa no
violenta. La comunidad internacional, ausente y tímida en la defensa de los
derechos humanos y la democracia, tiene al menos ahora suficientes evidencias
sobre el talante totalitario del gobierno, y de su total disposición de
acorralar a la oposición democrática en Venezuela, y eternizarse en el poder a
cualquier costo.
"Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios"
martes, 7 de enero de 2014
Quince años de totalitarismo en Venezuela
Con los
albores del 2014 se conmemoran en Venezuela 15 años de un régimen que llegó al
poder en 1999 por medios democráticos, gracias a una combinación de ingenuidad y
engaño, con el único propósito de copar todos los espacios y demoler la
democracia desde adentro. Coincide dicho aniversario con los 55 años del
régimen castrista en Cuba, una de las más longevas dictaduras de la historia,
sin que haya atisbo alguno de que la gerontocracia gobernante en ese país tenga
la intención de propiciar una apertura política, ello ante la mirada pasiva de
quienes en el planeta todavía creen que las dictaduras de izquierda son tolerables
pero no así las de derecha, cuando en realidad toda dictadura,
independientemente de su signo, debe merecer sin dobles morales la censura de
parte de la comunidad internacional.
El cierre del
año 2013 evidenció para la economía venezolana un balance calamitoso, como
resultado de la combinación entre fanatismo ideológico, incompetencia y
desconocimiento de las reglas más elementales de la economía. Así, no obstante el
maquillaje de cifras y la aplicación de costosos subsidios, la inflación cerró
en 56,2%, en virtud de un gasto público desbordado, financiado inorgánicamente
y con un creciente endeudamiento. El gobierno se rehúsa a entender que el ilegal
financiamiento del Banco Central al gasto corriente, unas veces a través del techo
impuesto al nivel de las reservas internacionales, otras a la entrega al
Ejecutivo de las utilidades cambiarias, y finalmente el apoyo financiero a
PDVSA, han hecho crecer brutalmente el circulante sin relación alguna con la
masa de bienes y servicios producidos, siendo que la inflación es un fenómeno
eminentemente monetario, cuya expresión final es el aumento en el índice de
precios.
El
desabastecimiento de bienes de primera necesidad se mantiene en torno al 23%,
no obstante los millardos de dólares destinados a la importación, con lo cual
se traslada la generación de empleo hacia otras naciones, mientras que el
aparato productivo interno sigue abatido. El colmo es imaginar que con más
intervención del Estado y regulaciones masivas de precios, hasta de los vehículos
usados, se solucionarán problemas que responden a causas estructurales diferentes
a la infantil cantaleta de la “guerra económica” propiciada por la oposición y
el imperialismo. La incitación a los saqueos de meses precedentes y la
conminación a los comerciantes a liquidar inventarios a bajos precios, no hará
sino agravar los problemas en el presente año, pues sin dólares será imposible
lograr la reposición de los inventarios, salvo que lo hagan al tipo de cambio
paralelo, con la relación de precios que ello supone.
En el ámbito
cambiario, luce inevitable una nueva devaluación del bolívar ante la profunda
brecha de 1 a 10 entre el tipo de cambio oficial y el paralelo. Pero el
gobierno no aprende de sus propios errores. Cuando devaluó el bolívar en enero
de 2013 de 4,30 a 6,30, una paridad irreal, se vio obligado a restringir severamente
el otorgamiento de divisas requeridas para cubrir las crecientes necesidades de
importación de la nación. Por tanto, si se decreta una nueva devaluación y se mantiene
cerrada la llave de la divisas, solo se “correrá la arruga”, el cambio paralelo
seguirá disparándose, y con ello la corrupción y arbitrariedad que lo acompañan.
El gobierno ha decidido estatizar más el comercio exterior mediante la creación
del Centro Nacional de Comercio Exterior, pero ello resultará un intento fútil,
aunque coherente con el modelo del Socialismo del Siglo XXI.
En el plano
político, el régimen se radicaliza y Maduro se siente depositario del legado de
Chávez para la plena implantación del castro comunismo, a través del llamado Plan
de la Patria, programa a todas luces inconstitucional. La aprobación de una
nueva Ley Habilitante por parte de la Asamblea Nacional permite a Maduro gobernar
a su antojo, siguiendo los pasos de su predecesor, y por ello el esfuerzo para
lograr el voto No. 99 requerido, constituyó otro capítulo ignominioso en la
historia política del régimen. Pero, según la dialéctica marxista, el fin
justifica los medios. El Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello,
en una muestra más de su creciente intolerancia, insiste en proclamar que no hay
dialogo posible con los “enemigos”, a los cuales simplemente hay que derrotar,
salvo que se subordinen incondicionalmente al orden existente.
Hoy, Día de
Reyes, la opinión pública se ha conmovido con el vil asesinato en una
importante arteria vial del país de la hermosa Miss Venezuela 2004 Mónica Spear
y su esposo, dejando herida y huérfana a su hijita de tan solo 5 años. No se
trata de politizar la noticia como lo afirman los áulicos del oficialismo.
Simplemente es evidenciar que el país se les fue de las manos, por proteger a
los malandros y propiciar la impunidad, y ahora recoger velas les resulta
imposible. Y es que en Venezuela se vive el peor de los mundos. Se supone que
las autocracias ofrecen seguridad y orden. Pero en el país prevalece una
dictadura en medio de la más absoluta inseguridad y anarquía, lo que lleva a pensar
que la misma obedece a políticas de Estado.
En la tolda
opositora, son crecientes las voces que demandan un replanteamiento de la
estrategia y la eventual renovación de su liderazgo, pues ha quedado evidenciado
que con las mismas prácticas ventajistas del oficialismo y la manipulación
electoral, los votantes sienten que la expresión de su voluntad no ha sido respetada,
y ello estimula la abstención, como ocurrió en las elecciones municipales del
pasado diciembre. No es por tanto descartable que se abran espacio nuevas figuras
en la dirigencia opositora, y que gane terreno la opción de la resistencia no
violenta ante las prácticas antidemocráticas y violatorias del Estado de
Derecho del gobierno, las cuales se han convertido en cotidianas e impúdicas, sin
que ya ni siquiera se cuiden las formas.
Releyendo en los
días navideños la autobiografía de Nelson Mandela “El largo camino hacia la
libertad”, se evidencia cómo ese ser
superior al cual rinde justo homenaje el mundo entero, fijó su meta en la lucha
contra la segregación, cosa que desde lo político y no de lo racial existe en
la Venezuela de hoy; bajo un ideal del nacionalismo sudafricano y panafricano, concepto
también pisoteado en un país entregado a Cuba; de unidad de todos los
sudafricanos por encima de sus orígenes tribales o europeos, no de fractura
como en Venezuela; y para ello promovió una movilización destinada a extender
el derecho de representación de los sudafricanos negros como bandera en la
lucha por la libertad. Mandela se distanció de las estrategias del Partido
Comunista, pues no confiaba en su dirigencia e intereses, y se inspiró más en la
campaña de resistencia pasiva emprendida en la India por Mahatma Gandhi, quien terminó
derrotando al imperio británico con firmeza y persistencia, pero sin disparar ni
un tiro.
Luce así que
en la Venezuela de hoy, la resistencia pasiva no violenta, contra todo acto que
sea aprobado por el régimen en forma ilegítima, respaldada en principios
pétreos de la Constitución vigente, es el camino que se abre, pues de lo
contrario el régimen seguirá afincando sus garras para perpetuarse en el poder
e imponer sus designios, emulando a sus mentores y mandantes cubanos.
El inicio de
un nuevo año, tras tres lustros de totalitarismo y duras experiencias, obliga por
tanto a una reflexión serena y prudente sobre las formas pacíficas de resistencia
ante un régimen deslegitimado, que ha sembrado destrucción, corrupción,
desinstitucionalización, fracturas y odios por doquier, y que no duda en
utilizar todos los medios a su alcance para implantar un modelo ajeno a la
idiosincrasia y deseos de los venezolanos, pulverizando el patrimonio nacional,
pauperizando a la población, y entregando la soberanía a una nación extranjera
y a sus aliados, para el logro de sus perversos fines.
"Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios"
lunes, 7 de octubre de 2013
A MI MADRE, A LOS CIEN AÑOS DE SU NACIMIENTO
Se cumplen hoy, 8 de octubre de
2013, cien años del nacimiento de mi amada madre Elena Estanga de Carmona.
Nacida en Ciudad Bolívar (Angostura), de la unión conyugal de Hortensia
Sigurani y Celestino Estanga, una familia corta de antepasados foráneos, como
tantas familias que llegaron a Guayana atraídas por el potencial que esa rica región
ofrecía a fines del siglo XIX e inicios del siglo XX, en esa Venezuela entonces
llamada “Tierra de Gracia”.
El apellido materno de mi madre,
Sigurani, era de origen corso, y el del lado paterno Estanga, una
castellanización del francés Estaing, sin árboles genealógicos ni heráldicas, pues
era gente de trabajo, y como tantos venezolanos, producto del gran crisol que
fue de razas y culturas.
Después del derrocamiento del
Presidente Cipriano Castro en 1908, mi abuelo debió realizar un viaje de Ciudad
Bolívar a Caracas, a cuyo efecto abordó el barco que surcaba el río Orinoco, principal
medio de comunicación existente, con una escala en Puerto España, Trinidad, para
continuar al día siguiente hacia el puerto de La Guaira. En las horas de escala
en la capital trinitaria, mi joven abuelo, de 28 años de edad, decidió visitar al
ex Presidente Castro, a quien había conocido en una visita que este hiciera a
Ciudad Bolívar, lo cual fue de inmediato reportado telegráficamente a Caracas por
los esbirros de Juan Vicente Gómez. Al desembarcar en La Guaira, mi pobre abuelo
fue detenido y trasladado a la tenebrosa cárcel gomecista de La Rotunda en
Caracas, donde sufrió privaciones y torturas, hasta ser vilmente asesinado.
Refiere la edición No. 101-106
del Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, publicado por el Ministerio de
la Secretaría de la Presidencia de la República de Venezuela, que el joven
Celestino Estanga murió envenenado en el Calabozo No. 15 de La Rotunda el día
17 de marzo de 1917, cuando mi madre tenía tan solo tres añitos de edad.
Relata Miguel Delgado Chalbaud,
compañero de calabozo del abuelo, en carta dirigida a mi madre tras la muerte
de Gómez, fechada el 20 de junio de 1936, lo siguiente:
“Efectivamente,
yo fui el compañero que ayudó a su papá hasta el momento en que murió. Yo fui
quien en 1923 cuando llegué a Ciudad Bolívar, entregué a su abuelita la cuchara
de plata que mi buen amigo Celestino me confió para usted, su hijita adorada, a
quien siempre recordaba el pobre cada día.
Deseaba
ponerme en contacto con usted, porque quiero cumplirle a mi buen amigo muerto,
la promesa que le hice de velar por usted, y ayudarla a hacer su reclamo contra
el asesino que la privó a usted de su padre……Mis abogados introducirán su
demanda contra los herederos de Gómez, para reclamarles el pago del daño que le
hicieron a Ud. privándola de su padre y el que le hicieron Gómez y sus secuaces
llevándolo injustamente a la cárcel”.
Empezó así una dura etapa para mi noble
madre. Al conocer mi abuela Hortensia la trágica noticia, en la primavera de su
vida, entró en un profundo estado de depresión que la condujo a la muerte. Mamá
quedó así, como indefensa infante en la orfandad, al cuidado de su abuela y de las
tías Cecilia y Elba.
Fue una niñez de irremplazables
vacíos afectivos, que superó gracias a su inmensa fortaleza. De adolescente se
trasladó a Caracas, donde comenzó a laborar en el diario El Impulso, fundado
por mi abuelo Don Federico Carmona Álvarez, el cual operó durante varios años
con ediciones simultáneas en Barquisimeto y Caracas. Allí conoció a mi padre,
Roberto Carmona Figueroa, con quien contrajo nupcias en la capital de la
República el 11 de noviembre de 1931. Más tarde decidieron trasladarse a
Barquisimeto, tierra de origen secular de las familias Carmona, Figueroa y
Álvarez, aunque más específicamente del Distrito Torres: Carora y Río Tocuyo.
De su inmenso amor procrearon
varios hijos: Pedro Francisco el mayor, nacido en 1933, fallecido en un
accidente automovilístico, a pocos días de cumplir sus 4 años, Norma Elena, América,
María Luisa, yo Pedro Francisco como mi hermano mayor y varios antepasados, y
Carmen Alicia la menor. Mi madre tuvo dos pérdidas que llegaron a ser bautizados:
Juan Bautista (1937) y Aurita (Aura Rosa, 1945), y el menor, Abelardo Antonio,
nacido el 14 de enero de 1949, murió en marzo de 1950 de una meningitis viral.
De la pérdida de esos amados hijitos jamás se recuperaron mis padres, y muy en
especial de mi homónimo, Pedro Francisco, a quien no conocí, pero que al decir
de mis padres era un adorable angelito que se hacía querer de todo el mundo.
Al regresar a Barquisimeto, mi
padre laboró un tiempo en el periódico familiar El Impulso, pero luego decidió fundar
su propio negocio, la Tipografía El Impulso, que posteriormente rebautizó como
Tipografía Carmona, la cual llegó a ser, aunque mediana, la más importante de
ese pueblo grande que era la pacífica y musical capital larense a mediados del
siglo pasado.
Mamá fue insigne esposa, inmejorable
madre, y de una tenacidad indoblegable, en especial en la educación de sus
hijos, haciendo buen complemento al temperamento apacible y de santidad de
papá, para quien constituyó el apoyo fundamental de su vida. La familia creció en
un ambiente de clase media, con la sobriedad propia de la Venezuela de la
postguerra. Recuerdo a mamá acompañando laboralmente a papá, sin desatender las
obligaciones del hogar, y cuando era necesario, llevando trabajo nocturno a la
casa, a lo cual los hijos contribuíamos, hasta que abatidos por la fatiga se
retiraban a descansar para comenzar al día siguiente una nueva jornada. Ambos
salían a las 7:30 de la mañana caminando las pocas cuadras que separaban la
casa del negocio, regresaban a la hora del almuerzo, para estar de vuelta a las
dos de la tarde al frente de sus obligaciones, dando ejemplo de consagración,
por lo cual eran admirados por amigos y vecinos.
La familia se levantó con dignidad,
valores y aprecio por las cosas. Hoy recuerdo cómo mamá nos insistía en ahorrar,
cuidar, y valernos por nuestros propios medios. Las alegrías nos las
proporcionaban las cosas más sencillas. Siempre que requería algo, mamá no
dudaba en decirme: tome, compre su ropa, inscríbase en el Colegio, vaya donde
el dentista, sea responsable en sus estudios, y en vacaciones haga las cobranzas
de la Tipografía, para que se gane unos bolívares. Así nos inculcó independencia
e iniciativa, aunque siempre estaba pendiente de nuestra conducta y deberes, en
una sociedad tan conservadora como era la barquisimetana de la época.
Mamá fue una mujer devota, en
especial de San Antonio de Padua, al que nunca dejó de rezar periódicamente la
novena de los “trece martes”, aunque estuviera exhausta de cansancio. El Santo le
retribuyó con bendiciones y favores. Todavía hoy, los hijos sentimos que la
numerología de los 13 tiene una especial significación, para bien o para mal. En
lo personal, San Antonio me acompaña en mi mesa de noche, y he peregrinado más
de una vez al templo del milagroso Santo en Padua, Italia.
En momentos difíciles, cuando los
cinco hijos estudiábamos, y mi hermana América lo hacía en Estados Unidos, papá
llegó a plantear agobiado que ella debía regresar a Venezuela, ante lo
cual la respuesta de mamá fue
terminante: aquí, ni un paso atrás, aunque haya que trabajar jornadas más
largas. Así nos levantaron, con esfuerzo y grandeza generosa, que los hijos tratamos de retribuir en vida
con gratitud y afecto. Quizás les faltó disfrutar más de la vida, pero no había
espacio para el ocio. La bondad de ambos era proverbial. Por la casa paterna y
solariega de la Carrera 18 desfilaban menesterosos, parientes y gente sencilla
de la ciudad y de pueblos apartados de Lara, y a nadie se negaba solidaridad y
apoyo. Literalmente compartían el pan con los más necesitados, como muestra inequívoca
de los verdaderos valores cristianos.
Rindo hoy homenaje a la memoria imborrable
de esa madre que está en el cielo, pues hizo el bien en la tierra, y se preparó
para entregar su alma a Dios, un 16 de febrero de 1990, a la edad de 76 años. Papá
viajó a su encuentro año y medio después. Le sobreviven sus cinco hijos, 16
nietos, entre ellos mi amado hijo Gustavo Adolfo, y 23 biznietos, quienes la
recordarán hoy como su amorosa Mamá Elena.
Madre: descansa en paz e intercede
incesantemente ante Dios por tus seres queridos y por nuestra sufrida patria, hasta
que nos reencontremos un día en la vida trascendente.
"Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios"
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