Sorpresivo,
controversial, histórico, fue calificado el anuncio de los Presidentes Obama y
Castro de restablecer las relaciones diplomáticas suspendidas desde 1961, hecho
titulado por el influyente diario El País de España, como “La Caída del Muro
del Caribe”. No han faltado reacciones adversas en la comunidad cubano-norteamericana,
por considerar que es un paso sin condiciones de los Estados Unidos que fortalecerá
a la dictadura cubana. Pero Obama argumenta que el bloqueo a la isla fracasó y
que es necesario revisarlo, en tanto que del lado cubano se asume que llegó el
momento de sustituir la etapa de confrontación mantenida durante más de 50 años,
por una de distensión, respetuosa de las
diferencias. El benefactor de Cuba Nicolás Maduro bajo las pautas de
su predecesor, parece haberse enterado como nosotros, a través de los medios
informativos.
Mucho se ha
escrito sobre esta expresión de “Realpolitik” (política de la realidad) de las
partes, la cual busca superar la expresión remanente de la guerra fría, bajo la
visión de EUA de que ello podría estimular cambios políticos futuros en Cuba. En
ese país, el olfato de los hermanos Castro exacerbó los temores de que la
extrema dependencia económica respecto de Venezuela, mayor que la que en el
pasado mantuvieron con la Unión Soviética, plantea al país una peligrosa vulnerabilidad,
en especial ante el posible colapso de la economía venezolana, en manos de un
régimen desprestigiado por su ineptitud y capacidad destructiva. Basta con mirar
los indicadores de riesgo país y de inflación, los más altos del mundo, la
agravación de la situación fiscal por el derrumbe de los precios del petróleo, la
caída de las reservas internacionales del Banco Central de Venezuela, el
dislocamiento de la política cambiaria con una paridad sideral en el mercado
paralelo, la crítica escasez de divisas, el desabastecimiento de bienes de
primera necesidad, y la insostenibilidad del irracional subsidio a la gasolina,
entre otros, para constatar que la economía venezolana se hunde en un pantano,
sin que se perciba disposición alguna de rectificación de parte de los obcecados
gobernantes, entrampando al país en un círculo de desaciertos en aras del
fracasado Socialismo del Siglo XXI.
Si en lo
económico llueve, en lo político y en lo internacional no escampa. De una
parte, el pronunciamiento de las NNUU exigiendo la liberación de Leopoldo López
y otros presos políticos, al igual que de organizaciones de DDHH como Human
Right Watch, son obstinadamente desconocidos por el régimen. Maduro declaró
literalmente que ni que llegaran a derrocarlo saldría libre Leopoldo López,
condenándolo de facto ante un Poder Judicial sumiso, mientras la valiente
opositora María Corina Machado es imputada por el presunto delito de
conspiración junto a otros disidentes venezolanos residentes en el exterior. De
otra parte, el Congreso de los Estados Unidos, ante los atropellos y torturas
contra los estudiantes que protestaron desde febrero pasado, aprobó por la unanimidad
de ambas Cámaras sanciones contra unos 56 funcionarios del régimen venezolano
acusados de violar los derechos humanos, tras lo cual, a 24 horas del anuncio
de reanudación de relaciones con Cuba, Obama puso el ejecútese a dicha Ley, según
se insiste no dirigida contra Venezuela sino contra personas, a quienes se
impedirá visitar dicho país y se les congelarán los bienes en dicho territorio.
Resulta paradójico que a raíz de ello, el gobierno pretenda ahora imputar por
traición a la patria al Director de la Mesa de la Unidad Democrática Jesús
Torrealba, por el solo hecho de admitir las sanciones de los Estados Unidos.
Otro hecho
relevante al nivel internacional, simultáneo con la decisión de EUA, fue la
aprobación por el Parlamento Europeo de una resolución que condena rotundamente
la persecución política
en Venezuela, el uso de la violencia y el encarcelamiento de manifestantes, y
pide que se respeten la independencia judicial y los derechos humanos. La
resolución, que contó con 476 votos de socialistas, liberales, conservadores y
reformistas, contra 109 negativos y 49 abstenciones, hace un llamado político
para que el Consejo Europeo, los 28 Estados miembros y la jefa de la diplomacia
europea, soliciten la liberación inmediata de los manifestantes detenidos en
Venezuela, y que se desarmen y disuelvan los grupos armados progubernamentales.
En cambio, las tibias medidas de respaldo de los países del ALBA y Unasur, por
compromisos económicos o ideológicos, no han sido suficientes para
contrarrestar la negativa matriz de opinión que respecto de Venezuela prevalece
en el ámbito mundial.
Ante tal
estado de cosas, Venezuela cierra el año 2014 con perspectivas inciertas y un crecimiento
económico negativo. Las pugnas dentro del propio oficialismo tienen al
mandatario Maduro atado de manos para la adopción de las heroicas decisiones requeridas
para enfrentar la crisis, aunque luce en realidad que prefiere la inmolación a
la rectificación de rumbos. Todo lo contrario al pragmatismo de aliados como los
Presidentes Correa, Morales y Mujica, cuyas economías evolucionan con mayor pragmatismo
por una senda sustancialmente mejor que la venezolana, en otra expresión de “Realpolitik”,
y confirmando aquello de que los amigos acompañan al difunto hasta el
cementerio, pero no hasta la tumba .
María Corina
Machado considera que el 2015 será “el año del despertar del pueblo y de la transición”
en Venezuela, con apego a principios democráticos. Las encuestas confirman que la
favorabilidad de Maduro ha caído a niveles históricamente bajos, en torno al
30%, mientras que la Encuesta Keller (IV, 2014) muestra que un 71% opina que
hay que devolver empresas expropiadas a sus antiguos dueños para que haya oferta
de productos en el mercado, el 81% que la empresa privada es importante para el
progreso de los venezolanos, el 80% que hay que garantizar la propiedad
privada, el 62% que la propiedad privada está amenazada, el 80% que si no se
respeta la propiedad privada no habrá empresas fuertes, y el 77% centra los más
graves problemas nacionales en la escasez, costo de vida y delincuencia.
El año 2015
será complejo y crucial para el régimen venezolano y difícil para América
Latina, pues la ralentización de la economía mundial y la caída del precio de
los productos básicos acentuarán las crisis fiscales y marcarán un menor
crecimiento económico, ante demandas populares insatisfechas. Pero será de grandes
expectativas en lo político por las razones anotadas, y porque habrá un cambio
de orientación en Argentina, y pese al continuado fraude electoral, en la
composición de la Asamblea Nacional venezolana.
Deseo a los
lectores una Feliz Navidad y Año Nuevo, con renovadas esperanzas por un futuro
mejor para la sufrida patria, que ya no soporta tanta arbitrariedad, corrupción
y privaciones, de parte de un régimen forajido que la aísla, de la mano de los
países más atrasados del planeta.
"Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios"
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