Por: Sebastiana Barráez Pérez
Edición 898 - QUINTO DÍA, 11/04/14
Edición 898 - QUINTO DÍA, 11/04/14
Carmona y por qué cayó el gobierno que
sucedió a Chávez
En exclusiva para Quinto Día, dice que
“la FANB ha cohonestado la mayor entrega de soberanía de la historia patria, a
manos del régimen cubano, que es quien gobierna a Venezuela”
barraezsebastiana@gmail.com
Es larense y siendo presidente de
Fedecámaras era conocido como un hombre tranquilo, gentil y sin extremismos.
Quizás por eso a algunos les cuesta ubicarlo a la cabeza del golpe de Estado
del 11 de Abril 2002, que sacó a Hugo Chávez del poder por algunas horas. Vive
en Colombia asilado. Allí da clases en la universidad y está enterado de lo que
sucede en Venezuela a cada minuto. Él es Pedro Francisco Carmona Estanga.
A veces, cuando lo he visitado en Bogotá,
hablamos largo rato sobre aquellos días de abril, sobre los cuales hay tanto
por saber. Cuenta que como presidente de la máxima empresarial, le tendió
puentes a Chávez para el diálogo, pero resultó infructuoso. “Ellos –Chávez,
Maduro-no desean pasar a la Historia como estadistas, que dialogan y
conciertan, sino como revolucionarios que imponen su voluntad y no reconocen la
existencia de más de una mitad del país que disiente, sino que la consideran un
enemigo al cual hay que vencer y destruir”.
Destaca que aquel 11A los únicos que
tuvieron contacto con Chávez fueron militares, y al final, dos testigos
civiles: Monseñores Baltasar Porras y Azuaje.
Niega tajantemente que haya sido una
manifestación popular lo que determinó el regreso de Chávez a la presidencia.
Lo justifica como una crisis política y militar, que no permitió que el
gobierno provisional se consolidara.
Recuerda que uno de los principales
problemas para que se consolidara el interinato fue que parte importante del
estamento castrense consideró que a Chávez no se le permitiera salir a Cuba,
porque debía ser juzgado. Carmona dice que a las pocas horas, Chávez negaba la
renuncia en un fax que logró transmitir desde Turiamo, además del grupo que
comandó el General Raúl Isaías Baduel, factor determinante al final de la
crisis.
¿A 12 años del 11 de aquel abril, cree
que valió la pena todo el episodio en el que usted participó?
Hay tres cosas en la vida que no tienen
reversa: la palabra dicha, la flecha lanzada y la oportunidad perdida. El 11A
fue, sin duda, una oportunidad perdida para modificar el equívoco rumbo de
un régimen que ha culminado, en el presente, en el totalitarismo y la
bancarrota. El objetivo era llamar de inmediato a un proceso electoral limpio,
en el cual el pueblo, depositario del poder constituyente originario, tuviera
la última palabra respecto de la transición y el futuro político del país.
¿Se arrepiente?
A pesar de las incomprensiones, no me
arrepiento de haber dado un paso adelante para tratar de salvar a Venezuela de
la descomunal tragedia en que se encuentra sumida. Así tenemos que ver el
pasado, a 12 años de distancia, y no como suelen hacerlo el gobierno y algunos
detractores, tratando de colocar en el 11 de Abril el centro de los males que
hoy se viven, cuando en realidad se pretendía evitarlos mediante vías
democráticas. Ha habido especial esmero en reescribir la historia y enlodar a
quienes nos jugarnos el pellejo en aquellas difíciles circunstancias.
¿Qué siente hoy, luego de tantos años de
estar lejos de su patria, asilado en otras tierras?
No pienso en mí, pese a que, a mis años
de vida, jamás habría imaginado vivir en el exilio. Pienso más en la
destrucción provocada por un régimen corrupto, inepto e ideológicamente
fanatizado, que ha sembrado profundas divisiones, odios y lucha de clase entre
los venezolanos, que ha acabado con las instituciones y ha cumplido una misión
casi imposible: la de derruir la economía venezolana, pese a su potencial y
riqueza. Venezuela debería estar a la vanguardia de América Latina, y da dolor
verla en el ranking de los países de peor desempeño del mundo.
¿Tan mal la ve?
Sin duda. Duele además ver la creciente
diáspora de venezolanos en el exterior, buscando oportunidades o alejándose del
ambiente de inseguridad, anarquía y represión en que está envuelta nuestra
sufrida patria. Todo ello hace más duro el alejamiento de la patria, cosa que
el régimen se empeña en hacer sentir con más saña, pues ni siquiera otorga
documentos de identidad a quienes tenemos la condición de asilados, pese a que
se trata de un derecho inalienable de los venezolanos.
Aquella acción, en lugar de acabar con la
revolución bolivariana, parece que la asentó por más de una década.
Asumo responsablemente mis ejecutorias,
no ajenas a errores u omisiones, y veo que, contrariamente al sentido de su
pregunta, que muchos deberían reflexionar sobre si de haberse consolidado el
breve gobierno provisional que encabecé, se habría evitado la larga noche y las
pesadillas que estamos viviendo, pues el país habría retomado sobre bases
sensatas y de alternabilidad, de la mano de los gobiernos democráticos que
hubieren sido electos, un camino de prosperidad, paz y progreso, como realmente
se lo merece.
¿Los años pasan y sin duda que usted debe
recordar algunos hechos con más claridad que otros, podría decirnos qué sucedió
en aquella famosa reunión efectuada en Venevisión?
Mejor consulte a su anfitrión, el señor
Gustavo Cisneros, pues no permanecí en ella hasta el final.
¿Se considera un golpista?
No. Pese a la reescritura de la Historia,
soy un hombre de profundas convicciones democráticas, y mi espíritu ha sido, a
lo largo de mi vida, amplio, tolerante y proclive al respeto al adversario, y a
propiciar encuentros y entendimientos. El 11A hubo un vacío de poder que trató
de ser llenado por un gobierno provisional que no habría estado en ejercicio
más de seis meses, tras convocar a dos procesos electorales. Y para quienes
todavía me atribuyen ambiciones personales, debo recordarles que a pedido
explícito de mi parte, se incluyó en el Decreto de formación del gobierno
provisional una disposición que impedía que pudiera aspirar a cualquier cargo
de elección popular.
¿Cómo ve el país hoy cuando se cumplen 12
años del 11A?
Como ya mencioné, veo al país sumido en
una profunda crisis económica, política y social, cubanizado, actuando con una
brutal capacidad de represión contra los estudiantes que luchan por defender su
futuro, defenestrando diputados y alcaldes, apresando opositores, torturando y
violando derechos humanos en forma flagrante y sin escrúpulos. De otra parte,
el pésimo manejo económico ha llegado a límites inexplicables.
¿Cree como algunos que es intencional o
sólo es mala política?
He llegado a la conclusión de que no es
concebible tanta torpeza, y que por lo tanto lo que el régimen propicia es la
pauperización de la clase media y la liquidación de la iniciativa privada, para
encontrar allí el terreno abonado para la plena implantación del
castrocomunismo, dentro de la más pura dialéctica marxista. Los daños, pues son
inconmensurables.
¿Doctor Carmona usted no cree que hubo
mucha apetencia de poder y que los militares estaban dispuestos a quedarse con
ese privilegio?
Jamás lo habría permitido. El compromiso
era salir rápido del poder y enrumbar a la nación en un camino de
libertades, paz y progreso. Además, sin haber conocido en profundidad a muchos
actores castrenses que se rebelaron el 11A, no dudo de la prevalencia de un
espíritu democrático en la totalidad de ellos. Vergüenza da ahora un
estamento militar mayoritario indigno, que ha convertido a la institución en un
partido político armado, al servicio de una causa política, y que ha
cohonestado la mayor entrega de soberanía de la historia patria, a manos del
régimen cubano, que es quien gobierna al país en todos sus elementos
estratégicos.
"Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios"
Como quisiera que ese gobierno provisional sí se haya podido consolidar. Con unas elecciones en el 2003 ya en el 2009 hubiesen habido otras elecciones y hoy estaríamos rumbo a otra. Que desgracia que no se haya podido completar, en verdad hoy fuéramos un país totalmente distinto.
ResponderBorrarGracias por al menos intentar haber cambiado el futuro de nuestro país. Hoy usted fuese recordado como otro Wolfgang Larrazabal.
Saludos y mis respetos.