Venezuela concluye el año con complejas
situaciones, en especial: a) La derrota electoral del candidato opositor
Henrique Capriles el 7 de octubre pasado, la cual conmovió el ánimo de quienes adversan
al régimen; b) La elevada abstención en las elecciones regionales del día 16 de
diciembre, pues las fuerzas opositoras se desmovilizaron a raíz de la derrota
de octubre, facilitando el triunfo oficialista en la gran mayoría de los
Estados de la República; c) La grave evolución de la enfermedad presidencial,
planteando interrogantes sobre la eventual sucesión en la jefatura del Estado;
y d) Una crisis económica en ciernes, derivada del manejo
irresponsable e ineficiente de la política económica.
Respecto de lo primero, un hecho quedó
evidenciado: si bien la concurrencia a las urnas el 7 de octubre fue masiva, y surgió
una esperanza sobre el posible triunfo de Henrique Capriles, el ventajismo del régimen
expresado en el abierto manejo de los recursos fiscales y de la poderosa maquinaria
del Estado al servicio del candidato-presidente, a más de la intimidación, la
hegemonía mediática y la manipulación del sistema electoral, revelan que no hay
ni asomo de posibilidad de que la oposición llegue al poder por la vía
electoral, si no media una reforma limpia en las reglas del juego, que aseguren
equidad y transparencia entre los contendores políticos.
En relación con las elecciones
regionales, la oposición se desmoralizó, y el 16 de diciembre optó de nuevo por
la abstención, pues consideró que no hay respeto debido a la voluntad popular,
y como señal de protesta por la pasividad de dirigentes y organizaciones
políticas ante al abuso de poder del régimen, creando así condiciones para que
el oficialismo se viera favorecido por el círculo perverso frustración-abstención.
Es innegable la debacle que significa la pérdida de gobernaciones emblemáticas
como Zulia, Carabobo, Táchira y Nueva Esparta, y aunque se salvó el liderazgo
de Capriles en Miranda y se preservaron los Estados Lara y Amazonas, ello representa
apenas una ínfima minoría en un mapa electoral teñido de “rojo, rojito”. Los
recursos fiscales de la nación estuvieron de nuevo al servicio de los candidatos
ungidos por el dedo omnipotente del presidente, sin que faltaran como aderezo
miles de contenedores cargados con electrodomésticos chinos que se repartieron
a lo largo y ancho de la República, y los ofrecimientos de prebendas económicas
o viviendas, con los cuales se compraron muchas conciencias al nivel nacional.
El tercero de los hechos, el de
la enfermedad presidencial, plantea interrogantes sobre el futuro político del
país. ¿Superará el presidente este difícil trance de su existencia? ¿Si no
fuere así, que ocurrirá en el próximo futuro? El secretismo cubano sigue
marcando la pauta, pero el mandatario hizo ya su testamento político: Nicolás
Maduro es el ungido para abanderar al oficialismo si se produce la ausencia
absoluta, o si el presidente electo no pudiere asumir el cargo en la fecha
establecida por la Constitución, pese a que ahora los juristas del régimen
tratan de interpretar la Carta Magna para que el 10 de enero no represente una
fecha pétrea, pues para ellos las normas están hechas para moldearlas a la
mejor conveniencia del establecimiento. En efecto, para el oficialismo, la
revolución está por encima de la Constitución, y el “mandato popular” no está
sujeto ni siquiera a la que en su momento fue calificada como la mejor
Constitución del mundo. Aun así, ¿qué pasaría si ante una ausencia absoluta del
presidente, es menester convocar a elecciones en 30 días? ¿Será Capriles el
candidato de las fuerzas democráticas, por tener en su haber una reciente
campaña que lo dio a conocer a nivel nacional, o surgirá una figura alternativa?
Sea lo que fuere, pese al desgaste político de la derrota del 7 O, Capriles luce
como el candidato natural, sin subestimar por ello el sentir predominante en
las toldas de la oposición, que exige de la Mesa de la Unidad una posición más
firme en la defensa del voto, y en denunciar con más determinación las continuas
violaciones del régimen al Estado de Derecho, para enraizar una autocracia que evoluciona
sin prisa pero sin pausa hacia el totalitarismo, como lo evidencia el proyecto de
creación del Estado Comunal. Es de prever que si Maduro, el fiel escudero de
Chávez y de los Castro asume como candidato, la maquinaria del régimen se
volcará con renovada fuerza a su servicio, y tratará de convertir a Chávez en
un mito al estilo de Perón en Argentina.
La cuarta consideración tiene que
ver con las sombrías perspectivas de la economía, determinadas por un nivel
creciente de endeudamiento público, la artificialidad del tipo de cambio, los subsidios
generalizados, la ausencia de divisas, la destrucción de la inversión, de la propiedad privada, de la infraestructura
y del aparato productivo nacional. Una devaluación cambiaria luce
impostergable, además del ajuste a los precios de los combustibles, cuya
irracionalidad causa un irreparable daño al patrimonio nacional, pues las
pérdidas sobre costos de producción superan los US$ 13 mil millones por año, a
lo cual se añade la inconmensurable carga de los apoyos a naciones
políticamente afines.
Cabe también un comentario respecto
de la iniciativa del Diputado Edgar Zambrano en nombre de la MUD, de iniciar un
diálogo con el gobierno para propiciar medidas de gracia en favor de presos
políticos y exiliados. Recibí su visita en Bogotá y agradecí la deferencia,
como lo hizo con muchos desterrados en otros países, y más allá de cualquier
interés personal, le expresé que la prioridad debía dirigirse hacia quienes
están privados de la libertad en Venezuela, que sufren injustamente. Pero llegó
la Navidad, que habría sido un tiempo propicio para un gesto de reconciliación
sin condiciones, y la iniciativa no se materializó, dada la ausencia del país
del gobernante.
Finalizo estas reflexiones
destacando el torneo de radicalismos que hemos presenciado de parte de los
llamados hijos del presidente, en particular Maduro y Cabello, quienes tratan
de competir en méritos como los defensores del legado revolucionario. Así,
quienes pensaron con optimismo que Maduro podría resultar una opción moderada
del chavismo sin Chávez, han podido evidenciar anticipadamente la inmadurez y
sumisión del ungido, que afloran sin dejar lugar a equívocos.
Una Feliz Navidad para todos, y un
Año Nuevo de esperanzas de que más temprano que tarde, llegará el día en que
los venezolanos rescatemos el régimen de libertades y nos reconciliemos como
hermanos, y donde la figura de la jefatura del Estado nos cobije a todos, más
allá de consideraciones ideológicas cargadas de fanatismo y exclusión.
"Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios"
Como siempre, luz que hace menos brumoso el camino para Venezuela.
ResponderBorrarSenor Carmona,
ResponderBorrarRecien acabo de enterarme que usted tiene este sitio. Solo me gustaria preguntarle si ha hecho una reflexion sobre las consecuencias de su decision en abril 2011. Me gustaria leerla. Como venezolana y ex-petrolera creo que los venezolanos de oposicion merecemos una explicacion. Fui una de las que se alegro cuando usted pudo dalir de Venezuela, no hubiera tenido un trato justo, pero mantengo mi posicion que me gustaria oir sus argumentos para explicar su comportamiento en abril 2011.