Fue así como Colombia alcanzó
picos de producción del orden de los 800.000 b/d hacia el año 1999, pero posteriormente
declinó entre los años 2004-2007, a un promedio apenas superior a los 500.000
b/d, para iniciar en 2008 un nuevo ciclo ascendente hasta el presente, pero sin
una modificación equivalente en el nivel de reservas. De cualquier forma, la
expectativa que existía en los años 80, de que en la presente década Colombia dejaría
de exportar petróleo, y comenzaría a importar, dista de haberse cumplido. Por una
parte, por las mayores inversiones realizadas por Ecopetrol, acompañadas de una
expansión en la inversión extranjera directa en el sector (US$ 5.083 millones
en 2011), así como por la utilización de mejores tecnologías para la extracción
de crudos pesados, entre ellas la perforación horizontal, y de recuperación de
pozos marginales. Se preveía que Colombia rompería en el 2012 la barrera meta
emblemática del millón de barriles diarios, pero todo indica que ello no será posible
este año, entre otros por limitaciones en la infraestructura de transportes, la
normativa ambiental y de consulta previa, y la inseguridad que aún afecta a varias
regiones productoras.
La prioridad nacional es pues impulsar
las cuantiosas inversiones requeridas en la actividad exploratoria, no solo para
alcanzar o sobrepasar el millón de barriles diarios, sino lo más importante, estar
en capacidad de sostener en el tiempo, la producción de hidrocarburos en
niveles elevados como los actuales. Para ello, es necesario que los planes de
la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) logren pleno éxito. La Ronda Colombia
2012 se convierte en el paso más relevante de los últimos tiempos, en la medida
en que ofrece a los inversionistas internacionales 115 bloques, con interés inicial
expresado por 67 empresas, cuyos resultados se conocerán antes de finalizar el 2012.
Ello incluye la asignación de unos 12 bloques para exploración mar afuera u
“off shore”, tema en el cual ha existido poca experiencia en Colombia.
Es de esperar que en función de
los resultados de esta audaz empresa, Colombia incremente sus reservas probadas,
aunque para muchos expertos, la geología nacional no ofrecería perspectivas de grandes
descubrimientos, capaces de convertirla en un gran actor petrolero, pero sí de asegurar
el autoabastecimiento hacia el largo plazo, el incremento de la capacidad de
refinación con la ampliación en marcha de las refinerías de Cartagena y
Barrancabermeja, y el sostenimiento de su capacidad exportadora en volúmenes medios,
especialmente a Estados Unidos, con efectos benéficos sobre la actividad
económica y la balanza de pagos.
En la actualidad, cerca de un 67%
de la inversión extranjera se dirige al sector minero-energético, y allí se
concentra también la actividad exportadora. En el período enero-julio de 2012 dichas
actividades fueron responsables del 71,3% del total exportado, de los cuales un
51% fue de crudos. Además, las exportaciones minero-energéticas mostraron un
dinamismo mayor que las de otros sectores, ya que mientras las primeras crecieron
en un 13,7% en los siete primeros meses de 2012, las demás decrecieron en 0,8%.
Ello estaría marcando una tendencia de “reprimarización” de la economía, y no de
diversificación económica, en especial con los retos de internacionalización que
plantea la negociación de un número importante de acuerdos de libre comercio
con diversas naciones del mundo.
No puede ocultarse la inquietud existente
por los efectos asociados al crecimiento del sector primario, principalmente por
la llamada “enfermedad holandesa”, que no es otra cosa que la apreciación del
tipo de cambio estimulada por el flujo de divisas proporcionada por los
recursos naturales no renovables, en detrimento de otros sectores a los cuales
resulta más difícil convivir con un tipo de cambio revaluado. Sobre este debate,
conviene destacar que si bien corresponde al Banco de la República y al
gobierno evitar que este efecto se acentúe, el tipo de cambio es solo un factor
clave en la competitividad del sector exportador, pero no el único, ya que la productividad
representa otra pieza fundamental para compensar los efectos de la apreciación cambiaria.
Por ello, resulta de tanta relevancia la llamada Agenda Interna para la Competitividad,
ya que Colombia no está mostrando avances en su posición relativa en el índice
global de competitividad del World Economic Forum. Así, en el correspondiente a
2012-2013, se registra un desmejoramiento, al pasar de la posición 68 a la 69 entre
los 144 países analizados, con un retroceso mayor en algunos subíndices como la
infraestructura, educación, salud, e instituciones.
Otros debaten sobre si la
expansión de los recursos naturales no renovables constituye o no una “maldición”, dados sus efectos
distorsionantes. Es cierto que muchos países minero-petroleros se caracterizan
por un bajo nivel de desarrollo institucional, o por la generación de una
mentalidad rentista que no favorece el espíritu innovador, de emprendimiento, o
de esfuerzo hacia el trabajo. Y que con frecuencia los recursos petroleros
fáciles no se “siembran” en aras de una mayor diversificación económica. No
obstante, considero que el problema no es la abundancia de los recursos del sector
extractivo, sino las políticas aplicadas por las naciones productoras. Existen muchos
ejemplos de países como Noruega o Chile, que han sabido invertir los ingresos
provenientes de los recursos naturales no renovables, y han constituido con
éxito fondos de estabilización macroeconómica para atenuar los efectos de la
enfermedad holandesa, y acumular ahorros en las épocas de abundancia, para los
momentos de reducción de precios o en la actividad económica mundial.
Un ejemplo contrario ha sido el de
un país como Venezuela, donde no solo se dejó de ahorrar en el ciclo de bonanza
petrolera de los últimos años, congelando el Fondo de Estabilización
Macroeconómica que existía, para enfatizar en un modelo en el cual el gasto
público es el motor de la economía, e impulsando mayores niveles de endeudamiento,
y notables niveles de ineficiencia en el gasto público. Otro caso a considerar es
el de Colombia, pues la aplicación de las regalías, las cuales alcanzaron 8,2
billones de pesos en 2011, no ha estado ajena a la ineficiencia y la malversación,
con un balance que mantiene a las regiones minero-energéticas en el atraso o la
pobreza, en lugar de estimular la diversificación productiva y el bienestar
social. Es de esperar por ello que la reforma reciente a la Ley de Regalías
contribuya a una mejor supervisión de la aplicación de los recursos derivados
de la explotación minero-energética, y a una distribución más equitativa de
esos ingentes recursos en verdaderas prioridades en el territorio nacional.
*Publicado en la Revista
Academia, de la Universidad Sergio Arboleda,
Bogotá.
"Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios"
Como siempre...
ResponderBorrarun comentario acertado y preciso
hoy aprendi un poco mas acerca de mi pais
gracias a un Venezolano y Colombiano por supuesto !
Hay alguna forma para postularle a pte de Colombia?
yo votaria por ud, Dr. Carmona !
Dios le bendiga siempre
Nestor Parra
El autoabastecimiento de recursos energeticos es un sueno de todos los paises en desarrollo, e incluso de potencias tales como USA, para lo cual trabajan en planes de largo plazo y con inversiones enormes en infraestructura, investigacion y mucha planeacion. El caso de la produccion de alcoholes a base de canha de azucar, yuca, o biodiesel son ampliamente usados por "NAFTA" y Brasil, donde tambien se empieza a producir alcohol a gran escala usando el "bagazo" de la canha. Chile invierte en una gran hidrorepresa, Europa en proyectos eolicos y macropantallas de luz solar en el norte de Africa. Talves Colombia no cuente con recursos de hidrocarburos gigantes, pero el ingenio y la necesidad nos guiaran a otras opciones que terminen siendo rentables y sustentables en el tiempo.
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